Chanting saved Domitila from a deadly fever. From that moment on, she started using her voice as a spiritual bridge to pray for the souls of the dead in her native town: San Miguel Pocitos, Puebla.
El canto salvó a Domitila de una fiebre mortal. A partir de ese momento, ella utiliza su voz como puente espiritual y decide también velar a los muertos de su pueblo, San Miguel Pocitos en Puebla, México.